Fue la propia Farida Fahmi que en uno de los viajes de investigación de Mahmoud Reda, tuvo la oportunidad y la fortuna de presenciar este evento de danza indígena, que, como ya fue mencionado, tenía lugar en ocasiones festivas.

La experiencia de Farida

Cuenta que, en la noche del evento la “Al Hagalla” nombre de la bailarina profesional local, era convocada tradicionalmente para participar en la danza con los habitantes masculinos de la comunidad, vestida típicamente con su vestido beduino, botas cortas, joyerías y un fino velo cubriendo su rostro y cabeza.

Cuando el evento comenzaba, los hombres se organizaban en pequeños grupos semicirculares y comenzaban cantos (en su propio dialecto) y a hacer palmas. La bailarina, ataviada con todo su vestuario acentuado especialmente en la cadera comenzaba a bailar al ritmo de estos cantos y palmas.

Lo que más llamó la atención de Farida fue el movimiento oscilatório constante de las caderas de la bailarina directamente conectado con cada pisada.

Este evento inspiró al maestro Reda, y en un momento anterior a la Ghawazee Sombati, a incorporar estos movimientos enérgicos y poderosos de la cadera al repertorio o lenguaje de danza que conocemos hasta hoy como “hagalla”

De las Tradiciones Beduinas a los Escenarios Mundiales

A medida que Egipto se abría al mundo, el Hagalla comenzó a ganar reconocimiento fuera de su entorno tradicional. A mediados del siglo XX, coreógrafos y bailarines como Mahmoud Reda, pionero de la danza folclórica egipcia, llevaron la danza Hagalla a los escenarios, adaptándola para el público moderno sin perder su esencia.

El Hagalla se convirtió en una pieza clave del repertorio de la Compañía de Danza Folclórica Reda, fundada en 1959. Gracias a su trabajo, el Hagalla y otras danzas folclóricas egipcias se presentaron en teatros de todo el mundo, cautivando al público con su energía y belleza.

¿Lista para despertar el poder de tus caderas a través de la danza Hagalla?

Yalla!!!